martes, 17 de marzo de 2009

JULIO LLAMAZARES, VERSOS Y ORTIGAS 2008


Julio Llamazares asegura que la poesía “es el género por excelencia de la literatura en estado puro” y Chantal Maillard afirma que “el poema no es la poesía. El poema es algo más. Nos abre una ventana… sobre el mundo. Nos cuenta algo que, sin saber, sabíamos, y que reconocemos. El poema es una evidencia que nos asombra”.




De "La lentitud de los bueyes" 1979

1. Nuestra quietud es dulce y azul y torturada en esta hora...

Nuestra quietud es dulce y azul y torturada en esta hora.

Todo es tan lento como el pasar de un buey sobre la nieve. Todo tan blando
como las bayas rojas del acebo.

Nuestro abandono es grande como la existencia, profundo como el sabor
de las frutas machacadas. Nuestro abandono no termina con el cansancio.

No es un error la lentitud, ni habitan nuestra alma las oquedades del conocimiento.

En algún zarzal lejano anida un pájaro de aceite que nace con el día. Siento su sed
granate algunas veces. Su abandono es tan dulce como el nuestro.

Su lentitud no está desposeída de costumbre.

* * * * *


3. Nada trasciende la densa mansedumbre de esta tarde...

Nada trasciende la densa mansedumbre de esta tarde.

Todo está en calma delante de mis ojos: las cigüeñas varadas
sobre el silencio, y los frutales florecidos más allá del tendido del ferrocarril.

En odres muy antiguos, tan antiguos que ni siquiera el dolor
puede alcanzarles, está guardado el tiempo. Y su costumbre deja posos
más ácidos y azules que el olvido.

Como hierba crecida entre ruinas, la soledad es su único alimento y,
sin embargo, su sustancia es tan dulce como nata crecida.

Abstenéos, no obstante, de ponerle interrogantes amarillas
o de buscar dioses de trapo allí donde existen solamente aguas absurdas.

De todos es sabido que el tiempo no posee otra grandeza
que su propia mansedumbre.



* * * * *

7. Hay racimos de soledad en tus manos...

Hay racimos de soledad en tus manos, desposesiones más antiguas
que la sangre.

Huyen los años de tus ojos como bandadas de cometas por las plazas maduras.
(Sólo quedan los bueyes rumiando su tristeza.)

Has conocido, entre gavillas de silencio, el sabor amarillo de mis pasos,
el humo indescifrable de las brasas sin tiempo.

Nunca mi lejanía se amasó con barro, pero puse en tu boca las yemas más
quemadas y los besos más lentos. Nunca mi lejanía se espesó hasta tu cuerpo.

Como una fuente vieja, azul desde su olvido, arrinconaste el miedo
en arcas inviolables.

Ni siquiera el dolor estalla entre tus labios. Ni siquiera la antigua,
la salada tristeza de mis besos.


* * * * *

11. Si te pusiera copos de tierra sobre la boca...

Si te pusiera copos de tierra sobre la boca, sabrías la acidez que me posee.

Si apoyase mis preguntas en tus hombros, te desmoronarías como una
estatua de sal.

(¿O acaso puede alguien soportar el equilibrio de los árboles más altos?)

Pero no quiero condenarte a ser cuenco de nieve o roca muda.

Advierto en tus andenes una espera infinita y tus silencios me son agrios
como bruma.

Los mercaderes montan sus puestos de mentiras y perfumes a tu paso.
Tus recuerdos esperan, apostados como perros, el momento en que se incendie
la nostalgia.

Reconozco que mis preguntas aumentarían tu indefensión.

* * * * *
13. Yo no recuerdo sino el sabor de la duda...

Yo no recuerdo sino el sabor de la duda como un alud de fresas
sobre las blandas escamas de mi boca.

He olvidado el lugar donde las nieves más azules consiguen resistirse
a su abandono.

He olvidado ya hace tiempo la dócil lentitud de los molinos.

Mucho antes de la hora de los vagabundos, y a través de arboledas heladas,
caminé largamente hacia la mansedumbre. Busqué los prados donde pastan
los bueyes más antiguos.

Rocas más amarillas que el silencio puse sobre mi incertidumbre.
Rocas más dilatadas que algodón.

Y no quedó otra cosa que la duda fluyendo dulcemente, como nata derretida.

Yo no sé si, después de la muerte, alguien vendrá a dormirme con leyendas
aprendidas en lugares lejanos.

Yo no sé si el aguacero de la nada apagará los hornos de la mendicidad.

Pero es seguro que palabras absolutas, más absolutas que vasijas de aceite
derramadas, me estarán esperando al otro lado del olvido.

Y entre esas voces acuñadas sobre moldes de arcilla y certidumbre,
mi voz sonará extraña como tomillo arraigado en las cuestas del amor.

Mi voz será como un paréntesis de duda.
* * * * *

21. Inútil es volver a los lugares olvidados y perdidos...

Inútil es volver a los lugares olvidados y perdidos, a los paisajes
y símbolos sin dueño.

No hay allí ya liturgias milenarias. Ni aceite fermentado en ánforas de barro.

Los ancianos han muerto. Los animales vagan bajo la lluvia negra.

No hay allí sino la lenta elipsis del río de los muertos,

la mansedumbre helada del muérdago cortado, de los paisajes abrasados
por el tiempo.

* * * * *

30. ¿Qué espero aún de la espiral del tiempo...

¿Qué espero aún de la espiral del tiempo, de esos cuernos epílogos
que suenan en los bosques?

¿Quién atardece junto a mi corazón helado?

Por el paisaje gris de mi memoria, cruzan arrieros sin retorno, pastores y alfareros
olvidados, bardos ahogados en el miedo lacustre de sus propias leyendas.

Solo estoy, en esta noche última, coronado de cierzo y flores muertas.

Solo estoy, en esta noche última, como un toro de nieve que brama a las estrellas.

sábado, 7 de marzo de 2009

ANDRÉS NEUMAN VISITA A LA GRAN FAMILIA "POR AMOR A LA LECTURA" EN FRAGA

Andrés Neuman, autor con una deslumbrante carrera literaria que ha pasado de ser una joven promesa a un autor consagrado dentro del panorama literario visitó a los componentes de los grupos de lectura el domingo 1 de Marzo.

Nació en Argentina en 1977, su infancia transcurrió allí, aunque a los 15 años se trasladó con su familia a Granada, donde estudió filología hispánica y trabajó como profesor en la universidad.

Actualmente dedica su vida a la escritura, es un escritor polifacético, con una honda formación teórica que se refleja en sus textos. Cultiva todos los géneros, periodismo, novela, cuento, la poesía. Empezó a escribir y a publicar muy joven. Escribe desde niño, como el mismo nos cuenta en Una vez Argentina, aunque con los primeros relatos escandalizó bastante a su madre, por lo sanguinarios. ( crímenes sangrientos)

Empezó a publicar muy joven , a los 22 publicó Bariloche, novela que conocéis porque hemos leído en los grupos de lectura, por la que fue finalista del premio herralde. Narra la historia de Demetrio, un joven basurero de Buenos Aires al que la vida ya no puede ofrecerle nada porque no encuentra nada que le llene, que le haga feliz, ni su relación adultera con la mujer de El Negro ( su compañero), ni su trabajo, ni su infancia …nada.
La siguiente novela fue La vida en las ventanas en 2002, finalista del premio primavera en ella Andrés reflexiona sobre la incomunicación del mundo en el que vivimos a través de la historia de Net, contada a través de emails a Marina una antigua novia, de la que no recibe respuesta. Novela género epistolar que se convierte en monólogo al no recibir ninguna respuesta.

Su última novela Una vez argentina de 2003, también finalista del premio Herralde, narra la historia autobiográfica de su familia y la suya propia hasta los 15 años, momento en el cual la familia se traslada a vivir a España que trancurre paralela a la historia de Argentina. Por la novela circulan personajes interesantísimos llegados a Argentina desde las más diversas procedencias. Andrés a través de analepsis y prolepsis nos va acercando a sus historias.

Es escritor de cuentos, en los que demuestra un gran ingenio. El que espera, 2000, El último minuto,2001 y Alumbramiento en 2006

Y como poeta ha publicado los poemarios 'Métodos de la noche' (Hiperión, 1998, Premio Antonio Carvajal), 'El jugador de billar' (Pre-Textos, 2000), 'El tobogán' (Hiperión, 2002, Premio Hiperión), 'La canción del antílope' (Pre-Textos, 2003) y 'Mística abajo' (Acantilado, 2008), así como la colección de haikus 'Gotas negras' (Plurabelle, 2003, reeditado por Berenice, 2007) y los 'Sonetos del extraño' (Cuadernos del Vigía, 2007). Los poemarios anteriores, revisados y con dos libros inéditos, han sido reunidos en el volumen 'Década. Poesía 1997-2007' (Acantilado, 2008).



Sin duda, Andrés Neuman, es un autor sobresaliente en el que se aúnan calidad, tradición, belleza e innovación. Sus obras pertenecen al género de la literatura con mayúsculas, esa que va desgranando sus efectos poco a poco, que va conquistando los sentidos envolviéndonos con la mágia de las palabras, esa que nos seduce y agudiza el ingenio. Esa que es UNIVERSAL.




ANDRÉS NEUMAN EN FRAGA, 1 DE MARZO DE 2009,



ANDRÉS RECITANDO SONETOS



Poema, Andrés Neuman

Palabras a una hija que no tengo

"Entornaré tus ojos si prometes soñarme.
Compréndeme, no es fácil velar por alguien siempre:
a veces necesito saber que tienes miedo.
Cuando sepas hablar, dame mi nombre;
diciéndome papá ya habrás hecho bastante.
En invierno no abrigues demasiado
tu cuerpo de princesa, más útil y más noble
es irse acostumbrando a resistir.
Acepta golosinas de los desconocidos
-no está el mundo como para negarse-,
pero apréndete esto en cuanto puedas:
más frecuente es lo amargo, o que te ignoren,
y no los caramelos.
Te enseñaré a leer fuera del aula,
y llegada la hora quiero que escribas mar
sobre los azulejos del pasillo.
Cuando por vez primera cruces la calle sola
sabrás que el riesgo y la velocidad
perseguirán tus días para siempre.
No creas que, en el fondo, no soy un optimista;
si no lo fuera, entonces no estarías allí
cuidando que te cuide como debo.
Como ves, desconfío
de quienes no veneran el asombro
de estar aquí, ahora.
Existe la alegría, pero duele;
tendrás que conseguirla.
Y cuando la consigas tendrás miedo."


Andrés Neuman (Década 1997-2007)